Un premio que hace honor a una vida de trabajo en la LIJ era el indicado para este número de Ventanas. Su nombre compone una sigla que tiene mucho sentido en idioma español, pensando en la esencia de la obra de la autora homenajeada y de todos los premiados. Como institución, ALIJA no es ajena a este premio ya que cada año candidatea a diferentes exponentes de nuestra literatura.
El Premio Astrid Lindgren Memorial Award (ALMA)
Por Gloria Candioti*
A principios de junio se entregaron en Suecia, en una reunión virtual, los premios Astrid Lindgren Memorial Award (ALMA) correspondientes a las ediciones de los dos últimos años. La ilustradora surcoereana Baek Heena, fue galardonada en la edición 2020 y Jean-Claude Mourlevat, escritor francés, en la edición 2021.
El premio fue creado en el año 2002 por el gobierno sueco para la promoción del derecho de niñas y niños a poder acceder a grandes historias. El premio, que equivale a cinco millones de coronas suecas (en dólares, alrededor de 500.000), lo convierte en el premio más grande de la literatura infantil y juvenil. Sin embargo, es mayor su valor simbólico cultural porque destaca la importancia de la lectura para la actualidad y para las generaciones futuras.
¿Quién es Astrid Lindgren?
Astrid Anna Emilia nació el 14 de noviembre de 1907, en Emildagen, Suecia. Era la segunda hija de Samuel August y Hanna Ericsson. Astrid plasmó su crecimiento y una infancia llena de alegría y juego, amor y seguridad, en la serie de tres libros llamada Los niños de Bullerbyn. La adolescencia, en cambio, fue una época de melancolía y búsqueda y, a veces, revueltas muy evidentes contra la mediocridad de la pequeña ciudad. En la serie Madicken, vuelve a sus propias experiencias y critica cómo la sociedad juzga a las personas principalmente de acuerdo con su estatus económico y social.
Astrid Lindgren afirmó que siempre escribió para la niña que llevaba dentro y para esa niña que alguna vez fue. Tenía una habilidad única para recordar cómo piensan y sienten niñas y niños y para transmitir esa percepción a sus lectores sin importar la edad o los antecedentes. A la edad de dieciocho años, Astrid se mudó a Estocolmo y se formó como secretaria. Un par de años después se casó con Sture Lindgren. Ya en la escuela, y más tarde como voluntaria en un periódico, su talento para la escritura había atraído la atención, y como madre joven comenzó a escribir cuentos de hadas y cuentos para ganar algo de dinero extra. El 1 de septiembre de 1939, el mismo día en que estalló la Segunda Guerra Mundial, también empezó un diario de guerra en el que comentaba tanto los acontecimientos mundiales como la existencia de su propia familia. La batalla de Stalingrado y la ocupación de Dinamarca y Noruega se entremezclan de forma profundamente humana con la ansiedad por las notas escolares del hijo y el resfrío de la hija.
Durante la guerra, Astrid Lindgren comenzó a contarle a su hija Karin historias sobre Pippi Calzaslargas, extraño nombre que se le había ocurrido a su hija. Finalmente, Astrid volcó al papel dichas historias y en la Navidad de 1945 se publicó en Suecia el primer libro sobre Pippi. No se parecía a ningún libro infantil anterior, se convirtió en un éxito de ventas inmediato y se agotó rápidamente en las librerías.
La mayoría de las figuras literarias de Astrid Lindgren han seguido difundiendo de manera similar, aunque quizás no tan desafiante, su mensaje sobre el derecho de los niños y las niñas a ser tratados con respeto y amor y la obligación de los adultos de satisfacer sus necesidades básicas, no solo de refugio y comida, sino también de compromiso, cuidado, seguridad y estimulación en cuerpo y alma. Nunca durante su larga vida Astrid Lindgren perdió este enfoque, y libro tras libro, y también desde la pantalla del cine y el escenario del teatro, se repitió.
Además de sus propios escritos, Astrid Lindgren también logró, como editora de libros durante 25 años, alentar e introducir lo que se ha llamado la “segunda edad de oro de la literatura infantil sueca”. Abrió las puertas a los grandes éxitos internacionales que tuvo la literatura y la cultura infantil suecas durante las últimas décadas del siglo XX, y ha seguido y alentado a muchos autores desde un comienzo a veces tentativo.
Con sus obras, puede transmitir alegría y consuelo, aliento y esperanza a personas de todos los rincones de la tierra. Habla de una manera maravillosa directamente a los niños de Sudáfrica, Brasil, Groenlandia y Corea, y también a todos los que alguna vez fueron niños y aún no han olvidado por completo cómo se han sentido.
Astrid Lingren murió el 29 de enero de 2002 en Estocolmo.
Sobre el premio ALMA
Los órganos que nominan candidatos cada año para este premio pueden ser asociaciones internacionales, nacionales o regionales, como institutos de investigación relacionados con la literatura infantil y proyectos para fomentar la lectura, organismos de libros infantiles, organizaciones de autores e ilustradores, departamentos infantiles y centros literarios en bibliotecas nacionales. Se invita a los ministerios de cultura o sus equivalentes a nominar en lugares donde no existen organizaciones promotoras de la lectura.
Los candidatos que dichas instituciones presentan son de gran relevancia ya que deben haber hecho una contribución verdaderamente significativa al campo de la LIJ o de la promoción de la lectura. Desde el 2002 han sido galardonados escritores e ilustradores como Bart Moeyaert, Jacqueline Woodson, Wolf Erlbruch, Shaun Tan o Maurice Sendrak. También instituciones como El Banco del Libro de Venezuela. Isol, autora integral argentina, lo obtuvo en el año 2013.
Para más información sobre el premio y los procesos de nominación pueden consultar https://alma.se/en/nomination/
Gloria Candioti. Es docente, escritora y especialista en literatura infantil y juvenil. Asesora proyectos de lectura y escritura en colegios. Coordina talleres de escritura. Integra la Comisión Directiva de ALIJA.